Archivos Mensuales: marzo 2009

UN TRAJE A MEDIDA

Decía Alfred Adler: “Un mentira no tendría sentido si la verdad no fuera percibida como peligrosa”.

Esta frase resume la percepción que tengo de la posición que mantiene el Partido Popular en estos últimos años y más virulentamente desde que se atestiguó que el “mundo desarrollado” vive la primera recesión mundial después de acabada la II Guerra Mundial.

Todos y cada uno de sus postulados económicos liberales, así como los representantes más recalcitrantes del capitalismo y que eran venerados por ellos (incluido algún ex dirigente del Banco Mundial) han desaparecido de la escena.

Cuando vivimos momentos donde las economías de toda Europa actúan bajo directrices social-demócratas (interviniendo bancos, aumentando el gasto público en inversiones y protección social, etc.), los dirigentes del Partido Popular, se han embarcado en una cruzada para desprestigiar al Gobierno de España.

Nuestra economía está sufriendo al igual, que la del resto de países del primer mundo, los efectos del descontrol financiero propiciado por la dejadez de muchos gobiernos sumidos en la nube, no de un desarrollo ordenado, sino de un proceso productivo basado, sólo y exclusivamente en el consumo.

Durante estos últimos 5 años, el Gobierno socialista de José L. Rodríguez Zapatero, se ha dedicado a fortalecer las políticas de protección social, los derechos de los ciudadanos, a avanzar en el cambio productivo de nuestro país, a modernizar las infraestructuras, y demostrar que España es una las 10 economías más prosperas del mundo.

En estas circunstancias, y cuando todos los dirigentes políticos europeos y americanos, reclaman la unidad para planificar la salida de esta crisis y estudiar un nuevo escenario económico y financiero que no nos haga volver a caer en los errores cometidos, el Partido Popular retoma la vía de la crispación y la descalificación más recalcitrante.

Es una estrategia, salida de las catacumbas de esa organización disfrazada de escuela del pensamiento liberal, que el Partido Popular tiene en Madrid y que es dirigida por José María Aznar.

En la última reunión de su Observatorio Económico celebrado en Sevilla, se han obtenido algunas conclusiones que se resumen en: austeridad, sacrificio y reformas.

Austeridad, sacrificio y reformas que si mal no recuerdo, aplicaron en anteriores etapas de gobierno y que afectaban exclusivamente a la clase media-baja, reduciendo sus derechos sociales y salarios, flexibilizando el despido, etc.

Como decía anteriormente, esta estrategia de crispación están intentando extenderla por todo nuestro país, en redes (como a ellos les gusta decir) y por lo tanto, también ha llegado a nuestra Comunidad, nuestra provincia y nuestro Real Sitio.

Les importa bien poco las consecuencias de su acción, ocultan su responsabilidad pública en cortinas de humo artificiales y en una actitud victimista, tanto si gobiernan como si están en la oposición (como sucede en nuestro municipio).

Son capaces de disfrazar la realidad, arguyendo medias verdades, cuando no mentiras, y no les importa manifestar en actos públicos y con su boca pequeña, que suscriben el proyecto de gobierno del contrario casi al cien por cien. Pero claro, no son ellos los que tienen el honor de gobernar. Cosa que por otro lado, no se ajusta a la verdad, ya que en su acta de concejal, asumen la responsabilidad de defender y trabajar por el bien común de todos.

Ocultan sus errores de gestión en organismos e instituciones y alguna que otra falta de solidaridad para con sus vecinos y vecinas. No les importa si personas de su entorno se han beneficiado del progreso de su municipio, legítimamente por supuesto, fruto del trabajo del Equipo de Gobierno.

Me recuerdan el comportamiento de algunos animales que, al olor de la sangre, pierden su comportamiento habitual, e intentan arrancar del otro animal herido, un trozo para alimentarse.

Se ha desmoronado su castillo ideológico y económico, y no pararan, si les dejamos, hasta que se sitúen a la cabeza para intentar recuperarse, ofreciéndonos con una mano, una vez más, un becerro de oro que nos deslumbre, para con la otra ir llenando su bolsillo de avaricia.

Por eso, e invirtiendo los términos de la frase de Adolf Adler, una verdad no tendría sentido si la mentira no se percibiese como peligrosa.